Bajo su apariencia tranquila y risueña se oculta un compositor versátil y de amplios horizontes artísticos. Pero, aunque su agenda no parece concederle muchos respiros, Francisco Domínguez no renuncia a seguir formándose con los mejores maestros; esta vez, como participante del prestigioso Mentoring Program de la Fundación Peter Eötvös.
¿Cómo surgió esta posibilidad profesional y cuál es tu objetivo allí?
Mi contacto con la fundación Peter Eötvös se inició en 2017, cuando participé en un taller impartido por Peter Eötvös y Toshio Hosokawa. Un año después fui nominado por Peter Eötvös para realizar la residencia artística Gargonza Arts – InterArtes en Italia; y durante tres meses estuve trabajando en colaboración con la escritora y poeta Katarzyna Fetlinska en dos obras, una para voz y acordeón, y otra para orquesta; esta última recibió el tercer premio en la edición 2019 del concurso Toru Takemitsu en Japón y fue estrenada en 2021 por la Orquesta Filarmónica de Tokio.
Animado por estas experiencias decidí presentarme al Mentoring Program de la Fundación Peter Eötvös, y tuve la gran suerte de ser elegido. El programa consta de tres encuentros en los que participamos dos compositores —Balázs Kecskés y yo— y dos directores, Jonas Bürgin y Martin Rajna. Los compositores recibimos tres encargos que se trabajan a lo largo de un año en sucesivos encuentros; y en cada uno de esos encuentros, además de los profesores Peter Eötvös y Gregory Vadja, asiste un compositor de reconocido renombre con el que podemos cotejar nuestro trabajo. Durante la semana se trabajan las diferentes obras con diferentes directores y hacia el final de la semana, se decide quién dirige cada obra de cara al concierto.
“Hemos tenido una colaboración muy estrecha: al final de la semana compositores, directores y profesores éramos casi una familia.”
¿Has establecido algún tipo de alianza musical que explorar en un futuro, o te has enfocado en trabajar las composiciones en proceso que aportabas al programa?
Lo importante es aprovechar esta oportunidad al máximo y tratar de crecer profesionalmente. Aunque puedo decir que compositores, directores y profesores hemos tenido una colaboración muy estrecha, y al final de la semana éramos casi una familia. La obra que se trabajó y estrenó durante este encuentro —Kharir – IV— la compuse el verano pasado; el objetivo es poner en común ideas musicales y su proceso, consultando la obra con los profesores. Aunque he de decir que en mis ratos libres di los últimos retoques a mi pocket opera Arrosa Xuriaren Artean.
¿Cómo definirías el Mentoring Program, y qué destacarías de él?
Es un espacio donde trabajar intensamente y aprender los unos de los otros con un enfoque práctico, uno de los elementos que mejor definen el programa. Por otro lado, destacaría la enorme generosidad de los profesores y en especial de Peter Eötvös: no tiene reparos en compartir pacientemente su gran experiencia con la generación más joven. También es muy interesante que, sin perder en ningún momento el rigor, se genera un ambiente acogedor donde te sientes libre de preguntar y, en mi caso, incluso asumir algún que otro riesgo en la composición.
“Tengo claro en qué dirección quiero remar artísticamente”
¿Qué otros planes tienes previstos, a corto plazo?
Aún quedan tres encuentros más con el Mentoring Program, uno de ellos con Magnus Lindberg como compositor invitado, y otro donde podremos asistir a los ensayos y estreno de la nueva ópera de Peter Eötvös en Berlín.
Aparte de eso —y del estreno de Arrosa Xuriaren Artean— tengo un proyecto pedagógico en colaboración con Hauspoz llamado The Human Book with Accordion, que tendrá lugar en Musikene durante la III edición del Accordion Meeting Point, y posteriormente dos estrenos dentro del Circuito Musikagileak: uno en Diciembre de cello y electrónica; y en Febrero una obra para saxofón, percusión, acordeón microtonal y electrónica basada en textos del inquisidor francés del siglo XVII de Lancre. Se estrenará en la iglesia del Museo de San Telmo.
En paralelo estoy trabajando en dos pedagógicos con Iñaki Alberdi y Alberto Chaves. Tengo otros proyectos en el tintero, pero es pronto para dar más detalles; lo que sí tengo claro es en qué dirección quiero remar artísticamente, independientemente de los proyectos puntuales que puedan ir surgiendo.