Habitual en los escenarios más importantes del estado y colaboradora de BilbaoSinfonietta, la soprano Jone Martínez habla para la revista Scherzo.
Pocos cantantes españoles han tenido una carrera tan meteórica como la de la soprano Jone Martínez (Sopelana, Vizcaya, 1990). En poco más de cuatro años, ha pasado de dar clases en el Conservatorio Superior de Música del País Vasco (Musikene) a pisar los escenarios más importantes de nuestro país. Y, lo que es más curioso, sin haber tenido la intención de hacerlo, porque nunca se le pasó por la cabeza la idea de cantar profesionalmente. Un vistazo rápido a su agenda sirve para comprobar que apenas quedan huecos en ella: cuando no es un concierto, es una grabación discográfica. Sus próximas citas serán en Madrid, este mes de marzo: el día 3, en el Auditorio Nacional, cantando barroco español junto a Concerto 1700 —la formación de Daniel Pinteño— y al contratenor Carlos Mena; el día 10, en el Teatro Monumental, interviniendo en la Novena sinfonía de Beethoven, junto a la ORTVE y a las órdenes de Pablo González, en el concierto homenaje a las víctimas del terrorismo.
He tenido oportunidad de escucharla cantando Barroco alemán, francés e italiano, y sé que también ha hecho inglés. El 3 de marzo, con Concerto 1700 y Carlos Mena, va a hacer Barroco español en el Auditorio Nacional. Acaba de intervenir en La Coruña en la versión francesa del Orfeo ed Euridice de Gluck y, además, frecuenta la música del Romanticismo y la contemporánea. ¿Qué terreno le falta por pisar?
Me falta meterme más en el Barroco español, aunque últimamente he recibido varias ofertas para participar en proyectos de recuperación patrimonial. El pasado mes de septiembre ya colaboré con Concerto 1700 en Burgos, con cantadas de Nebra, Literes y Hernández Illana. Este concierto de ahora en Madrid mezcla obras de los mencionados Nebra y Literes con dos italianos que vivieron en España: Francesco Corselli y Antonio Corvi Moroti. El programa pretende poner en valor las exigencias a las se enfrentaban y el virtuosismo que desplegaban algunos castrati que trabajaron aquí.
“Me enriquezco afrontando repertorios muy distintos”
El hecho de intervenir en este concierto junto a Carlos Mena, que es su profesor, supongo que será un aliciente y una ventaja para usted.
Sin duda. Carlos es la persona que más me conoce en el aspecto vocal; sabe perfectamente cuáles son mis posibilidades. Mi confianza hacia él es absoluta, así que cuando trabajamos juntos todo me resulta más sencillo. Creo que nuestras voces encajan muy bien. Aprendo mucho a su lado y lo admiro no solo como cantante sino como director. Él fue precisamente quien dirigió en La Coruña el mes pasado el Orfeo ed Euridice que mencionaba usted.
Usted no empezó en la música antigua.
No. De hecho, mi ámbito era el de la pedagogía y el de los coros. Ma apunté en el Superior de Música no para aprender a cantar, sino para aprender a enseñar a cantar. Llegué allí sin la más mínima pretensión de cantar profesionalmente en el futuro, pero la cosa fue evolucionando, me surgieron oportunidades en el País Vasco y empecé poco a poco a meterme en la interpretación. (…)
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