Iker Sánchez Silva, director artístico de BilbaoSinfonietta, habla para Platea Magazine sobre el orígen y futuro del proyecto.
Acaba de publicar un nuevo álbum bajo el sello IBS Classical. Con el título de Falla 1915, se recogen ahí El amor brujo y las Siete canciones populares españolas. Ambas obras se escenificaron en el Arriaga bajo su batuta, con Bilbao Sinfonietta. Imagino que parte de ahí la idea del disco.
Eso es, aquellas funciones en el Teatro Arriaga de Bilbao fueron la excusa perfecta para plantearnos llevar al disco estas obras. Sobre todo porque no existen demasiadas grabaciones de la versión de 1915 de El amor brujo. En aquellas funciones en el Arriaga contamos con Ángeles Blancas como solista, en una producción de Barbora Horáková y al hilo del proyecto se nos pidió llevar a cabo una nueva orquestación de las Siete canciones populares, que se recoge también en este disco. Sería ya la tercera orquestación, tras las de Halffter y Berio. Trabajamos con Francisco Domínguez, nuestro compositor en residencia, concibiendo una orquestación para una plantilla semejante a la que ya teníamos allí para El amor brujo, con unos dieciséis o diecisiete músicos. Posteriormente se ha ido adaptando porque María Toledo, que aparece en la grabación como solista, tiene una tesitura distinta de la de Ángeles Blancas.
“Este proyecto con música de Falla es la mejor muestra del trabajo que hacemos desde Bilbao Sinfonietta”
No hace mucho usted también formó parte de otro proyecto discográfico con la Coral de Bilbao y la Sinfónica de Bilbao, también en IBS Classical, para rescatar Maitena de Charles Colin. Se diría que hay un cierto revival del patrimonio musical vasco.
En cierto modo, sí, podría verse así. Lo cierto es que hay muchas obras olvidadas, sobre todo de la primera mitad del siglo XX. Recientemente se ha grabado también Lide ta Ixidor, de Santos Inchausti Larrauri y hay también, creo, un proyecto para grabar Mirentxu de Guridi. La Sociedad Coral de Bilbao está impulsando este importante rescate.
Como batuta al frente de Bilbao Sinfonietta, ¿cuándo surgió este proyecto y con qué pretensiones?
Bilbao Sinfonietta nace hace unas cinco temporadas junto al clarinetista granadino Javier Roldán, que está también afincado en Bilbao. En un primer momento no sabíamos muy bien el recorrido que podría tener el proyecto, que empezó siendo una formación más bien pequeña, para música de cámara. Ahora mismo la estructura ha crecido bastante y se ha consolidado, con un equipo de producción de cinco o seis personas. Con Bilbao Sinfonietta queríamos abarcar el repertorio que a menudo queda fuera de las grandes orquestas institucionales, como el repertorio de principios del siglo XX. En aquel tiempo las formaciones camerísticas eran muy habituales, muy frecuentes, con plantillas de entre quince y veinte personas. Hay muchísimo repertorio en este sentido. (…)
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